Portago badajoz Caza Extremadura

Los perreros y su rehala se oyen a lo lejos, hasta los perreros han evolucionado, pero pienso que esos hombres con toda la pasión que tienen por montear, exponen sus vidas, y aunque los zahones cada vez cueste mas verlos en el monte, es mas importa llevar un traje reflectante. Como he dicho antes, todo es silencio, te da tiempo a descansar, relajarte y pensar en cosas que con la rutina diaria ni te acuerdas, y que son importantes pensar. A mi es algo bonito que me da el campo, tranquilidad para pensar. Ésto se ve interrumpido cuando escuchas el mínimo fallo que un guarro (jabalí) comete. Fallo porque es fascinante como un animal tan grande puede pasar por tu lado y no te enteras. También ha podido ser un zorro o que una ramilla de un árbol se haya caído o que un perro esté despistado. En el campo nada es lo que parece. Ya estás sobre aviso que algo anda rondando. Pero pasa un tiempo y esto desaparece, las pulsaciones disminuyen. En esta ocasión, ha llegado la hora del taco : pan, chorizo, queso, tocino y que no falte vino. Pero cuidado, que no por ello, los animales siguen moviéndose, se escuchan tiros, los perros se acercar, rastrean por todas partes. Es el momento más importantes, pique el guarro que escuchamos podía estar echado en las jaras que hay por delante de mi. Los perros se dirigen hacia allí, no paran de ladrar, de moverse, pero no ha habido suerte, el perrero no dice que había una cama en donde habían estado por perros. Tras alejarse de nuevo la rehala, llega de nuevo la tranquilidad a la armada y se queda así hasta que suenan las caracolas de los perreros llaman a la recova, que nos indica que la montería ha concluido. Monteros, a recoger, y dirigirnos hacia el cortijo donde nos esperan un cocido espléndido. Mientras que llegamos todos y se sirve la comida, nos encontramos que las piezas abatidas las trae un señor en bestia, lo que se le llama arrieros, hoy día son todoterrenos con remolques o tractores los que transporta las piezas a la junta de carne. No se ha dado mal la montería, aunque nuestra armada no ha tenido tanta suerte. Esto es la naturaleza, nos da el animal como viene no como queremos que venga.Durante la comido se comenta la jornada, para algunos muy buena y después de la frutas, nosotros debemos partir que aun nos queda un largo viaje hacia Badajoz. Aunque no ha sido un día en la que no hayamos visto ningún animal, hemos pasado un día en el campo, en plena naturaleza. Cada día se aprende algo nuevo en ella.

Autora: Marina Lospitao Sánchez-Porro